La propuesta de convocar a Jacques Rancière, Philippe Lacoue-Labarthe y Alain Badiou a una charla en torno a las ideas de Mallarmé sobre el teatro coincidía con un momento particular del debate contemporáneo europeo, afectado por las consecuencias del derrumbe del llamado bloque socialista y la entronización del discurso hegemónico del fin de la historia y de las ideologías, que sostenía la idea de la sociedad de mercado como único mundo posible. En ese contexto, de profundización de las desigualdades sociales y de las formas de perpetuación del poder y de la dominación simbólica, se suscitaron entre muchos intelectuales de izquierda nuevas preguntas acerca de posibles caminos silenciosos, subterráneos de emancipación política, y también una especial atención al siglo XIX, el siglo de la Historia, de la emergencia del Proletariado y de las rebeliones populares.