La Edad de Oro de la heterosexualidad está tocando a su fin,
y esto es motivo de celebración para todos. También para
los heterosexuales, que hasta ahora se han limitado a actuar
acorde a un manual de instrucciones en cuya redacción no
han tenido ni voz ni voto. Su vida se reducía en gran medida a
ejecutar una receta heredada de los ancestros que prescribía,
sin que se diesen ni cuenta, hasta los más pequeños detalles.
Sin embargo, gracias a esa especie de fallo en Matrix al
que llamamos «homosexualidad», es posible sacar a la luz
el conjunto de reglas y exigencias que estaban ya diseñadas
para cada individuo antes de nacer. Al no encajar en esos
moldes desde un principio, los homosexuales han ido
demoliéndolos y han construido sus vidas de un modo mucho
más libre y creativo.
Luis Alegre, profesor de Filosofía en la Universidad
Complutense y cofundador de Podemos, ha escrito un libro
feliz, lúcido y mordaz, y al mismo tiempo filosóficamente
riguroso, que da las claves de esa distancia racional necesaria
para conquistar la felicidad y que constituye uno de los pocos
puntos de apoyo con los que contamos para construir una
humanidad más civilizada y libre. A través de este Elogio de
la homosexualidad traslucen las bases de un mundo que sin
duda va a ser mejor.
«Ante un hombre o una mujer verdaderamente
libre es imposible no sentir admiración y respeto.
Cuando un adolescente asume con valentía su
sexualidad, demuestra una libertad que no puede
dejar de ser admirada y en cierto modo envidiada
por todos, quizá especialmente por los que más
sometidos están a los patrones convencionales.»