Africanos, antillanos y americanos de raza negra también fueron víctimas de la guerra al ser arrestados y deportados, generalmente por su participación en la guerra o por formar parte de movimientos de resistencia. Tratados como animales, estos hombres y mujeres fueron humillados en los campos de exterminio, como el caso de Carlos Greykey, de Guinea Ecuatorial, que en Mauthausen fue disfrazado con un traje de la guardia real yugoslava para servir como criado.