“No es un gran nombre el que ha dejado, sino algo así como la silueta del ave herida de mala muerte, que se mueve con vaivenes de agonía en el árbol en que se quedó prendida al caer. Baudelaire es el ser superior hecho para crear un solo fruto maduro y alrededor de él languidecer, envejecer, desvariar, llevar una vida lamentable. Sus Flores del Mal son ese gran fruto, el fruto agriado, la última manzana verdadera y auténtica del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.