Al comienzo de "Obra negra", la protagonista y narradora, que vive en una unidad
habitacional de la Ciudad de México, se marcha a otra ciudad para vivir en compañía de
una amiga cuyo padre acaba de fallecer. Atrás deja a su hermano, a su padre y a su
madre, Verónica, aquejada de una enfermedad degenerativa que poco a poco la va
volviendo más dependiente. El desmoronamiento físico de su madre no ha dejado de
perturbar a la narradora desde que se manifestaron los primeros síntomas de la
enfermedad y desempeña un papel importante en su decisión de alejarse de la familia
para edificar, al fin, una vida propia. A lo largo de esta novela, cuyo título hace alusión
a una casa en construcción, la protagonista rememora algunos de los momentos clave de
su vida (sus primeros años, su adolescencia, su intento de independizarse de su familia,
un viaje a Canadá con quien se convertirá en su marido, su divorcio…) y va dibujando
una existencia marcada por la certeza de que su madre va a morir, algo que la hace vivir
en un estado de miedo permanente.