Cabe pensar en la fachada como un elemento intermediador, un elemento que actúa poniendo en relación dos entidades; la arquitectura y el contexto. Este texto explora la capacidad de la fachada para establecer esa relación, construyendo una clasificación ordenada de los procesos que permiten esa mediación, poniendo el foco en la materia y en su tratamiento. Esos procesos han sido tachados a menudo de decorativos. En no pocas ocasiones la ornamentación de la fachada, ha sido calificada de elemento superficial, cuya única posible función era adornar o engalanar la arquitectura. Pero por el contrario, cabe pensar y por lo tanto estudiar, esos mecanismos adoptados por la materia para vincular el proyecto con su contexto. Un contexto entendido, tal y como define el diccionario, como el conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender aquella correctamente, un contexto por tanto necesario para comprender la arquitectura. La identidad última de la piel del edificio está supeditada a su realidad física, a su materia. Este libro pretende esclarecer las lógicas de los sist