La policía es un elemento clave de la modernidad. Sus orígenes en España se sitúan en el siglo XVIII, cuando los Gobiernos ilustrados buscaron nuevas fórmulas para garantizar el orden y la seguridad tras la experiencia traumática de los motines de 1766.
En 1824 la nueva Superintendencia General de Policía estructuró la policía gubernativa a escala nacional. Durante las décadas siguientes, con la construcción del Estado liberal, se consolidó una organización policial en dos ramas. Los guardias uniformados, con notable impronta militar, se encargaban de patrullar y restablecer el orden público. Los policías de paisano, de “la secreta”, realizaban tareas de control social e investigación criminal. El dualismo entre uniformados y secretas se mantuvo durante la República y la dictadura de Franco. En 1986, ya en democracia, ambas ramas se reunieron en el Cuerpo Nacional de Policía, que a finales del siglo XX se tornó la institución mejor valorada por la ciudadanía española.
Este libro se asoma a la historia de la policía atendiendo a la inmensa diversidad de experiencias de los policías y, también, a las muy variadas y a veces contradictorias exigencias de gobernantes y ciudadanos respecto a su policía.