La escuela necesita abrirse a la comunidad para poder cumplir eficaz y eficientemente una función educativa y social. Las comunidades, por su parte, ni pueden ni deben prescindir de la escuela. Lo que hace que una comunidad sea algo más que un conjunto o agregado de personas, instituciones y entidades son los lazos que vinculan a unas y otras en densos entramados relacionales. La conexión e intercomunicación sostenida entre la escuela y la comunidad posibilita comunidades integradas en las que la educación de todos sus miembros es una responsabilidad y un deber asumidos de forma colectiva. Este libro trata sobre las relaciones entre la escuela y la comunidad, en la doble dimensión apuntada: de apertura de la institución escolar hacia la comunidad y de colaboración del resto de agentes de la comunidad con la escuela, recogiendo tanto experiencias y reflexiones desde la escuela como desde profesionales de la intervención socioeducativa.