Guillermo Rendueles, referente de la psiquiatría crítica, considera que la quiebra del yo cartesiano está dando lugar a un sujeto posmoderno incoherente en sus planes vitales. Este sujeto -cada vez más común- es invitado a definirse como un oportunista: a maximizar su "capital personal" y mantener una conducta racional, en un dilema puramente economicista (calcular el máximo de beneficios en tus relaciones sociales invirtiendo el mínimo de esfuerzo). Curiosamente, las ciencias psicológicas han venido en su ayuda, pero no para rescatarle del aislamiento ególatra, sino más bien para procurarle la máxima realización personal en su forma de vida individualista. Individualizar los sufrimientos que produce el mundo laboral conduce a su tratamiento terapéutico (mobbing), en vez de acabar con la explotación. Forzar una perspectiva intimista de las miserias cotidianas lleva a llamar depresión a cualquier malvivir, producto de las condiciones de vida: La psiquiatría produce impotencia. Así, el discurso psicológico despolitiza la crisis social reduciéndola a su doble subjetivo, pues nos convence de que el problema s