«Solo hace falta un poco de luz
para convertirnos en desgraciados insectos
atraernos donde no queremos ir
y pensar que sí, que quisimos».
Circuito cerrado de vigilancia es el segundo poemario escrito por Mayte Gómez Molina, que dará continuidad a una carrera en auge tras su debut y Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2023. En su obra se refleja el malestar social de una juventud en parte deshumanizada por el sistema, acercándonos a la posibilidad de una relación con lo digital que construya comunidad. Hemos dejado atrás lo humano sin llegar a entender qué es lo humano. Desde una perspectiva intergeneracional, Mayte aborda la técnica como realidad cotidiana. Presente y futuro se tejen en sus versos junto a las conversaciones con su abuela sobre las posibilidades de la imagen o la obsesión por la belleza normativa a la que nos sometemos redes sociales.
Conforma así un texto, escrito desde Alemania que intercala poemas para ordenadores y para un porvenir más amable con nosotras mismas, sin descuidar la análisis al sujeto cuyo único puente con el amor se reduce a veces al online. Una colección de poemas sobre el trabajo, la distancia y la relación contemporánea y sentimental que sostenemos por las máquinas.
A Mayte Gómez Molina (Madrid por accidente, Granada por sangre, 1993) le gustan los animales, los libros y los ordenadores. Hackeadora de Los Sims desde los nueve años y fascinada por el perrito robot Poo-Chi que nunca llegó a tener, utiliza la escritura para pensar sobre el cuerpo, la identidad y la construcción de la percepción fuera y dentro de las pantallas, además de investigar cómo nos relacionamos con la tecnología humana y no humana. Utiliza la escritura como punto de partida para una práctica artística plural, que incluye el 3D, la realidad virtual y el vídeo ensayo como modos de expandir lo literario y derramarlo a otros formatos. Becaria Fullbright 2019 y premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2023 por su poemario Los Trabajos sin Hércules (Hiperión, 2022), actualmente trabaja en el Karlsruhe Institute of Technology (Karlsruhe, Alemania) en un proyecto de historia del Net Art y vive enfrente de un zoo, que a veces visita y le da la impresión de que todos los animales son animatronics, y de que, tal vez ella también lo sea.