El fenómeno de la desinformación constituye no solo un desafío para la democracia, sino también para la profesión periodística. La llegada de Internet ha producido un contexto caracterizado por una enorme complejidad comunicativa y las redes sociales han abierto la posibilidad de producir y difundir información sorteando el clásico papel de los medios de comunicación como intermediarios privilegiados. Con el periodismo compiten ahora múltiples fuentes de autoridad moral.
¿Qué queda del histórico papel de los medios como productores de Öffentlichkeit, en el sentido puramente habermasiano, en el contexto de la digitalización? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación y el periodismo en la interpretación del mundo social, en el contexto de la complejidad comunicativa y el desorden informativo? ¿Pueden los medios periodísticos proporcionar todavía ese terreno común para la conversación pública que requiere la democracia?
Este libro recoge una reflexión crítica sobre el periodismo como mediador social y su rol en la reconfiguración del espacio público, que analiza las causas y consecuencias de la crisis de la mediación periodística, investiga sobre los nuevos modos de ejercer el periodismo, explora las prácticas de verificación desplegadas por diversos actores y presta atención a la emergencia y desarrollo de discursos polarizadores en la sociedad.