¿Tiene futuro la humanidad? En un momento crítico de su existencia, el ser humano está obligado a dar una respuesta clara e impostergable a los inauditos desafíos existenciales que se le presentan, esencialmente determinados por las múltiples capacidades tecnológicas que ha desarrollado durante más de dos millones de años, la conocida superpoblación del planeta, la contaminación ambiental y sus consecuencias directas e indirectas en el clima y en la salud de la población en general. ¿Cómo afrontar de forma exitosa estos acuciantes y problemáticos retos que a su vez constituyen escenarios reales e inmediatos?
Quizás más que nunca, en los tiempos presentes de amenazantes conflictos bélicos, inestabilidad geopolítica, crecimiento desmedido de la brecha social, hambrunas, aridez y cambios de estacionalidad de temperaturas y precipitaciones que afectan a las cosechas de la Tierra, hace falta coordinar una definitiva acción teórico-práctica que nos permita alcanzar un objetivo solo factible, precisamente, en esta inédita hora de la evolución humana: somos capaces de decidir, consciente y colectivamente, la dirección de nuestra evolución como especie y a tal cosa nos apremian los últimos acontecimientos.
Los autores de este ensayo, desbordantes de optimismo crítico, proponen una visión nueva, simbiosis exacta de teoría y práctica, para abordar el conocimiento y la posible solución de tan graves problemas. La respuesta de Eudald e Igor sienta las bases de una autoecología social humana mediante la aplicación de los estudios sobre la deriva natural a los materiales de la evolución tecnosocial humana. He aquí la exigencia de una estructura estratégica que garantice nuestra supervivencia eficiente tanto en este planeta como fuera de él. Nace en estas líneas una necesaria teoría de la evolución social humana (TESH).