«Necesitamos a Latour, por tanto, no porque necesitemos la filosofía, sino porque necesitamos una filosofía como la practicaba él: una filosofía empírica, esto es, preocupada por lo que pasa en el mundo. En un mundo que en realidad existe, de triángulos perfectos y números imaginarios, pero también de niños de pecho, semáforos y garrapatas».
¿Por qué necesitamos a Bruno Latour? En un momento en que los desafíos ecológicos parecen poner en cuestión la existencia misma del futuro necesitamos imaginar un horizonte esperanzador y componer un mundo en común en el que las relaciones entre humanos y no humanos sean de otra manera.
Bruno Latour dedicó gran parte de su vida a estudiar cómo eran esas relaciones con los colectivos de no humanos y cómo estos, pese a lo que nos empeñábamos en creer, tenían un gran peso en nuestra vida. Estudioso de la ciencia, apasionado de la política, los últimos años de su vida los dedicó a hacer frente a la gran amenaza que nos toca abordar: la irrupción de Gaia. La aparición de un gran agente no humano que responde a nuestra agresión, pero sin prestar importancia a nuestra existencia. Latour despliega un análisis del actual Régimen Climático, que inicia con la crítica a la Modernidad y que culmina con la propuesta de una nueva forma de vincularse al mundo que recibe el nombre de terrestre.
Incansable escritor, conferenciante, actor teatral, curador de exposiciones, maestro… las múltiples caras de Latour impiden que se le pueda atrapar en un único texto pero, pese a todo, este libro que tiene entre las manos lo intenta. Juan Manuel Zaragoza nos sumerge en su obra y nos presenta el pensamiento de este autor irreverente, rebelde y originalísimo que tanto tiene que decirnos en nuestra tarea de construir un mañana mejor.