Tras el éxito de sus diarios en la expedición de 1891, Josephine Diebitsch Peary, animada a seguir recaudando fondos para las expediciones al Polo Norte de su marido, decide contar las siguientes cuatro en las que participó. La protagonista sería su hija Marie Ah-Ni-Ghi’-To Peary, que había nacido, para pasmo de sus lectores, en la cabaña groenlandesa del golfo McCormick. La intención era llegar a un público juvenil, de ahí su lenguaje sencillo, del que se sirve algunas veces como narradora y otras desde el punto de vista inocente que trasmite la niña en sus cartas y diarios.
Con estos dos relatos, «Bebé de las Nieves» y «Niños del Ártico», concluyen los siempre amenos y reveladores testimonios de esta dama que nunca se resignó a tener un papel secundario en el mundo de la exploración polar, y que nos regala una información fabulosa sobre la vida y las costumbres de los inuit, la fauna salvaje del Polo Norte y la vida en aquellos barcos legendarios que sufrían las inclemencias de los hielos.