Este gran poeta pinta un retrato de la sociedad sin adornos, pero con mucho humor. El diálogo con un gato y un pájaro que puntúa la novela.«Me llamo Carrusel, tengo nueve meses y pienso algo que aún no sé decir. Entrad en mi cabeza. Mi cerebro está plegado en ocho como un mantel de algodón. En ocho o en seis. Desplegad el mantel, ese es mi pensamiento de nueve meses: por otra parte, las zarzas queman. Para finalizar, las madres vuelan. En resumen, solo lo habitual. No hay más que lo natural en este mundo. O si queréis, y es lo mismo: no hay más que milagros en este mundo.»