La obra de Rosa María Aragüés aporta un estudio específico sobre un lugar singular: la cárcel de mujeres de Zaragoza, el infierno de Predicadores, como ella misma la define. Viene a sumarse y a completar el panorama cada vez mejor conocido de las prisiones femeninas de guerra y de posguerra que, aun reuniendo características comunes: insalubridad, inhabitabilidad, hacinamiento?, presentan también connotaciones específicas cada una de ellas derivadas del momento en que se habilitaron, de la evolución de la propia guerra y de la zona en que se implementaron. Aparte de ahondar en las condiciones específicas de esta cárcel, especialmente dura para los niños que ingresaron en ellas junto a sus madres, este libro se detiene en el papel que el régimen franquista reservó para la mujer, que fue confinada -sin elección y de manera exclusiva- a su condición de madre y esposa, suprimiendo todos los avances legislativos de la Segunda República, que la había convertido, además, en ciudadana de pleno derecho. Las mujeres que habían votado al Frente Popular, que habían salido a la calle, que habían expresado libremente