«Salgo a pasear por las noches, con la mirada pendiente del gris y el corazón atento a las fuentes del silencio. Se puede oír el murmullo de los cuerpos, quizá el rencor, los miedos y esperanzas, y cómo están ya en el aire los sueños de los niños. Y voy recogiendo retazos de vidas, ráfagas de viento, rostros fugaces, objetos que me entregan algún secreto. Una pequeña ensoñación, recorridos por calles y ciudades; y por los libros. Dejan recuerdos en la piel y un polvo de mariposa entre los dedos.»