La deuda impagable más que proponer otra teoría del valor expone cómo la colonialidad y la racialidad siguen siendo centrales para la acumulación de Capital, incluso después de la abolición de la esclavitud y de la independencia de las antiguas colonias. Así, la racialidad, en tanto significante que combina lo ético y lo económico, redefine continuamente los resultados contemporáneos de la extracción y de la expropiación como defecto moral de las poblaciones que no son blancas y que no son europeas, gracias a una gobernanza regida por la violencia.