Mis recuerdos en la versión transcrita y editada por el doctor Ambroise Tardieu del manuscrito que Abel Barbin, bautizado Adelaïde Herculine y también conocido como Alexina B. o Camille hasta cambiar legalmente su nombre por el de Abel, dejó tras suicidarse la noche del 12 al 13 de marzo de 1868
«Cada nuevo día que se me concede lo tomo como si hubiera de ser el último de mi vida. Y lo hago con total naturalidad, sin espanto. Para entender semejante indiferencia en un hombre de veintinueve años haría falta haberse visto condenado, como yo, al más amargo de los suplicios: el aislamiento a perpetuidad. La idea de la muerte, tan repulsiva por lo común, es de una inefable dulzura para mi alma doliente.»
Adélaïde Herculine Barbin, a la que sus allegados solían llamar Alexina o Camille, nació el 8 de noviembre de 1838 en Saint-Jean-d’Angély. Pasó la infancia y primera juventud en internados de monjas hasta convertirse en institutriz en una de esas instituciones religiosas. En 1860 fue reasignada legalmente hombre y partió hacia París con el ánimo de empezar otra vida. Hacia 1863, Abel —ese era su nuevo nombre de pila, como consta en el registro civil— comenzaría la escritura de su autobiografía, que se vio interrumpida abruptamente por su suicidio en una buhardilla situada en la calle de l’École de Médecine la noche del 12 al 13 de marzo de 1868. El entierro tuvo lugar el día 15 de ese mismo mes en la fosa común del cementerio de Montparnasse. El manuscrito original, que encontraron en el mismo apartamento en el que falleció, por desgracia, no se conserva íntegro.