En 1906 el escritor ruso Máximo Gorki se instala en la isla de Capri, donde permanecerá siete años. En 1908 el escritor recibe la visita de su amigo Lenin, por entonces igualmente exiliado político, que lo vuelve a visitar en 1910.
Estas páginas se inspiran en esos encuentros. En ellas aparecen también, en segundo plano, Stalin y Trotski, legendarios compañeros de Lenin, y también algunos protagonistas de la unificación italiana, como Garibaldi y Manzini.
Y en medio de ellos emerge el perfil de Gorki, su trayectoria, sus certezas y sus dudas. La narración, apoyada profusamente en las páginas del diario de Gorki –diario ficticio, ficción dentro de la ficción-, va tejiendo una novela donde se evocan también algunos episodios y protagonistas de principios del siglo XX, de esa Europa anterior a la gran convulsión de 1914 (Stephan Zweig, Pirandello, Paul Klee, Pablo Casals...). Se construye así una historia perfectamente real de cómo las cosas pudieran haber sido o tal vez fueron de verdad. Al final, Gorki, como tantos otros intelectuales de su tiempo, acabará por rendirse al espíritu totalitario apoyándolo y sirviéndolo.
Esta narración, es el esbozo de una amistad incómoda y, en definitiva, de la derrota del humanismo y la buena fe a manos de la ideología y el fanatismo.