En una época regida por la mercantilización de múltiples esferas de la vida, los bienes comunes aparecen como una alternativa tanto a la propiedad privada capitalista como a la propiedad estatal tradicional. A lo largo de estas páginas, se rastrea su dimensión histórica y su irrupción en diferentes luchas y reivindicaciones que han tenido lugar en los últimos años: en defensa del agua, del territorio, de la neutralidad de Internet, contra la precarización laboral o la privatización del conocimiento.
Escrito en el ágil estilo del manifiesto, este libro teoriza los bienes comunes no solo en términos jurídicos, sino como una práctica política, cultural y ecológica. Como una reconquista, en otras palabras, de espacios públicos democráticos, fundados sobre la calidad de las relaciones y no sobre la cantidad de lo acumulado.