Populismo es un insulto que se utiliza de forma sistemática para menospreciar a partidos de izquierda y de derecha por igual, y cuyos votantes son considerados poco menos que tarados. Este es sin embargo un fenómeno nuevo, pues históricamente el populismo albergaba las esperanzas de las clases populares por ver sus ideas y demandas representadas en un espacio político copado por las élites. Y no es tampoco un hecho universal, pues aún hoy en muchas democracias libres se presentan partidos con esta nomenclatura ¿A qué responde entonces ese desprecio? Chantal Delsol se ha propuesto hallar las causas del ostracismo al que ha sido condenado el populismo, y analizar qué relación tiene ello con los graves problemas de desafección política en Europa. Esta constante estigmatización no es más que el claro ejemplo de la pervivencia de una lucha de clases, y de la enfermedad de una democracia que, lejos de aceptar su pluralismo inherente, utiliza el desprestigio para rechazar aquellas ideas que son contrarias a las de la élite dominante.