El padre de mi padre arruinó estas
colinas
y, mendigas al viento del invierno,
se contrajeron como espaldas desnudas y azotadas,
lunáticas, humildes, desvalidas.
De sus parvos arroyos bebí un día
y de sus viejos árboles comí frutos amargos
que encontré en sus cañadas por azar.
Ni los frutos ni el agua mi mente apaciguaron.
Yo sueño con colinas envueltas en la nieve,
sus párpados cerrados para ahuyentar el miedo.
Cuando se pierdan la hoja y el pájaro postreros
como un árbol perdure mi pensamiento aquí.
«Colinas baldías»,
Judith Wright
Judith wright es una de las grandes autoras de la poesía australiana del siglo XX. Nace en Nueva Gales del Sur en 1915. Pasa su infancia en el rancho ganadero de su familia, en contacto con el mundo natural que tanto influirá en su obra. En su juventud, lucha desde muy temprano por su independencia como mujer: viaja por Europa, estudia Historia y Filosofía en la Universidad de Sidney y se gana la vida en diversos trabajos administrativos. Pionera del ecologismo, su vida fue una larga lucha por la preservación de ecosistemas amenazados y a favor del pleno respeto por los derechos de los aborígenes de su país. A lo largo de su carrera recibió numerosos premios y reconocimientos. Murió en Canberra en el año 2000. Traspasada por la extraña belleza del paisaje australiano, la poesía de Judith Wright representa una larga meditación sobre el amor, la muerte, la finitud, la herida colonial, nuestro vínculo con la naturaleza y la necesidad de crear formas más armónicas de convivencia con ella.
Su obra poética está compuesta por doce colecciones de poesía, entre las que destacan La imagen en movimiento (1946), Los dos fuegos (1955), Pájaros (1962), Cinco sentidos (1963), Sombra (1970), Viva (1973) y Morada fantasma (1985). Ensayo (selección): Las generaciones de los hombres (1948), Inquietudes en la poesía australiana (1965), El campo coralino de batalla (1974), El grito por los muertos (1981), La mitad de una vida (1999).