Hijo de una soldadera de la Revolución mexicana y de un anarquista ruso, a Barrunte, el protagonista de Será mañana, le es otorgado el don de la inmortalidad a cambio de una extraña condición: hacer la revolución. Así, para subsistir, pero también para luchar por sus ideales, combate en la mayoría de las insurrecciones latinoamericanas (y buena parte del resto) y milita en variadas organizaciones de izquierda, desde los Montoneros argentinos a la OLP palestina, de las Brigadas Rojas italianas al sandinismo nicaragüense, del M-26-J cubano al IRA irlandés.
Tras un siglo de batallas y con alguna victoria y un sinnúmero de derrotas a cuestas, llega a un Madrid en plena crisis económica y efervescencia social con la intención y la necesidad de volverse a alzar en armas. Sin embargo, las circunstancias no parecen serle propicias, y a la falta de contactos y recursos, al cansancio centenario se suma la dificultad para adaptarse al siglo XXI.
Deudora de escritores satíricos como Bulgákov, Ha?ek o Ibargüengoitia, y dándole una vuelta de tuerca a la literatura comprometida, Será mañana reflexiona, en tono polémico e irreverente, sobre la vigencia del concepto de revolución, la necesidad de renovación de la izquierda y sus cuentas pendientes con el pasado para poder afrontar el futuro, así como sobre el envejecimiento, la continua postergación de los anhelos y el precio que hay que pagar por mantenerse fiel a los sueños.