Roberto es un hombre acostumbrado a hacer lo que le da la gana. Un hombre independiente. Se jubiló hace seis años, pero, a sus setenta y un años, sigue traduciendo. Y cada mañana se sienta delante del ordenador, y traduce durante horas. La señora Dolores, la portera, sube a limpiar el piso un par de veces por semana pero cuando sufre una embolia y ya no puede volver a trabajar, Isabel, la hija de Roberto, insiste en que su padre pida una asistenta. Un lunes, Jacinta llama a la puerta. Su belleza y su carácter impresionan a Roberto, y enseguida surge algo entre ellos. Entre esa mujer, que sabe que siempre será una extranjera que genera una sorda desconfianza entre los locales, y ese hombre culto, aún ávido de vida, surge una relación que subvierte sus vidas y las de los que les rodean. Porque su goce suscita odios y revela prejuicios que nadie cree tener, pone en cuestión el limbo terrible al que los hijos condenan a los padres, los jóvenes a los viejos, los iguales a los diferentes. Una elegante, sagaz fábula de la cotidianeidad, llena de inesperadas facetas a descubrir. "Una prosa limpia, un tono elegante y correcto y un ritmo creciente... El gran logro de esta novela es cómo Morella sin entrar en denuncias pseudo-sociales se centra en contar lo que verdaderamente le interesa: la historia de un hombre de carne y hueso que se enfrenta a la incomprensión social... Una novela que merece la pena leer –y mucho-, porque en ella hay personajes que se dibujan como reales, que viven en entornos que parecen reales; porque en ella se plantean problemas que podrían ser reales y porque es la expresión literaria de los miedos, los prejuicios y las inhibiciones más reales y cotidianas de cualquiera de nosotros". Marta Sánchez Castro, Hispanorama