Existen dos tipos de obras que se corresponden con dos tipos de creadoras, o dos tipos de creadoras que generan sendos tipos de obras. El primer tipo lo conforman las creadoras y las obras que vienen a integrarse en los valores dominantes de la sociedad en la cual se insertan. El segundo tipo, las creadoras y las obras que vienen a desintegrar esos valores. Las primeras son constructivas; las segundas, pulverizadoras. […] Ailoveny Güats y esta su primera novela pertenecen, por suerte para nosotras y para la literatura, al segundo tipo.
La moral de nuestra protagonista va mucho más allá de la moral refrendada y refrendadora […] Estamos ante una ramerita o una Gran Ramera que demuele el edificio social basado en la normalización de la figura de la puta, ramerita o Gran Ramera (según el humor de la personaje) que descoyunta los listones del marco en que nuestra sociedad prostituyente (usando un neologismo de la filósofa María Galindo ) ha confinado a la puta, incluidos los espacios con supuesta vocación emancipadora de la prostitución abrazados por la izquierda, sea esta institucional o asamblearia.
¡¡¡ABAJO EL TRABAJO!!! ¡¡¡QUE VIVAN LAS PUTAS!!!
Extracto del prólogo escrito por Cristina Morales.
Ailoveny Güats creció en un pequeño pueblo de Alicante, donde recibió los beneficios y perjuicios de una educación reglada. Descubrió la literatura a través de Hubert Selby Jr. y los jóvenes del módulo 10 de Alcalá Meco, con quienes estableció una relación epistolar. La muerte prematura de su padre anticipó el traslado de Ailoveny a la Ciudad Condal. En Barcelona ejerció de puta, con mayor o menor éxito, y recientemente ha escrito esta novela.