La sangre corre como un río por mis sueños nos transporta a los majestuosos paisajes y a la dura vida de los indígenas en el desierto del sudoeste de Estados Unidos. Hijo de una navaja narradora de historias y de un vaquero matón, Nasdijj ha vivido siempre en los límites irregulares de la marginalidad. En estos relatos nos habla de su hijo adoptivo, Tommy Poca Cosa, de su lucha contra el síndrome de alcoholismo fetal y de la última excursión a pescar que realizaron juntos.
Sin embargo, a pesar de la dramática presencia de la muerte, de la vida caótica y delirante que llevó con sus propios padres, o de las dificultades de la vida en la reserva, su voz es siempre de búsqueda sincera, de humor irónico y casi de compasión cósmica. Aunque Nasdijj lucha contra la difícil situación de pertenecer a dos culturas divididas, no deja de sentir afecto por quienes a menudo lo rechazan y predica la esperanza que a él mismo le falta.
Nasdijj nació en el sudoeste de Estados Unidos en 1950 en el seno de una familia de trabajadores itinerantes que recorrían las granjas y los ranchos de todo el país. Vivió entre los pueblos tewa, chippewa, navajo y apache mescalero. Lleva más de dos décadas escribiendo, ganándose la vida con artículos para periódicos provincianos y con la enseñanza; en un momento dado su resolución de seguir escribiendo lo llevó a quedarse sin casa y durante un tiempo vivió en un camping público. La primera aparición de sus escritos en una publicación importante no se produjo hasta junio de 1999, cuando Esquire firmó el contrato para la edición de este libro, que más tarde fue finalista del National Magazine Award. Nasdijj es un término atabascano que significa «llegar a ser nuevamente».