Este relato, crónica de la vida de Fonsi Trebi, un escritor gay nacido a principios de la década de los sesenta, es como una cámara del tiempo por la que transcurren casi cincuenta años a caballo entre dos siglos: el sida, el amor, cierta amistad, fundida en una suerte de paternidad foucaultiana, y sobre todo el mundo de la literatura, en esa mítica Barcelona de los escritores, editores y agentes, que parece agonizar sin remedio, pero no tanto como para que no siga sonando, fuerte y clara, la imperecedera voz de los escritores muertos.
Es esta una novela intensamente francófila y de múltiples facetas que se despliegan a la manera de un juego secreto, para terminar erigiéndose en homenaje a Hervé Guibert, el inolvidable apóstol de la autoficción, de legendaria belleza, que, casi treinta años después de su muerte, mantiene intacto su misterioso e inagotable poder de seducción.