Pierre, joven agraciado por la fortuna y el talento, descubre un día que la imagen de su difunto padre no es tan venerable como le habían inculcado. A partir de ese momento su vida se convierte en una peregrinación hacia la derrota en la que el amor y la familia son actores principales y causa de sus males.
Pierre, que mantenía una relación ambigua con su hermosa madre, antes de casarse con su novia llega a la conclusión de que tiene una hermana bastarda, lo que le plantea un dilema: proseguir el rumbo que su madre había trazado para él, o romper con su amable mundo arrostrando las consecuencias. Elige esto último, creando deliberadamente graves malentendidos que empujan a Pierre por el sendero de la desesperación. La sombra –también ambigua– del incesto se cierne sobre la obra, que a su vez ofrece una reflexión sobre el drama interno de todo escritor, no siempre capaz de verter sobre el papel las emociones y los sentimientos que le embargan.