A propósito de las mujeres es un volumen formado por ocho relatos de Natalia Ginzburg, algunos inéditos, con un mismo denominador: las relaciones sentimentales.
Mujeres con sombrero y sin sombrero, jóvenes y viejas, maquilladas o con la cara recién lavada. Ellas, tan solas o con demasiada gente a su alrededor; con hijos que hacen preguntas molestas o amantes que llegan, te usan, saludan y se van. Mujeres que tarde o temprano se sienten malqueridas, aunque anden por la calle pisando fuerte y mirando coquetas el reflejo de su cuerpo en el escaparate de alguna tienda.
En estos cuentos hablan, lloran, caminan las mujeres de Ginzburg y, abrazándolas todas, el texto que abre las puertas de este libro hermoso y valiente:
«Las mujeres tienen la mala costumbre de caer en un pozo de vez en cuando, de dejarse embargar por una terrible melancolía, ahogarse en ella y bracear para mantenerse a flote: ese es su verdadero problema... Las mujeres lo que tienen que hacer es defenderse con uñas y dientes de su malsana costumbre de caer, porque un ser libre no cae casi nunca en el pozo ni piensa siempre en sí mismo, sino que se ocupa de todas las cosas importantes y serias que hay en el mundo y solo se ocupa de sí mismo para esforzarse por ser cada día más libre. La primera que debe aprender a actuar así soy yo...»
Natalia Ginzburg
Reseña:
«Leer a Natalia Ginzburg te cambia la vida.»
Elena Medel
«En vida, sufrió la condescendencia de los escritores varones. Ahora la reconocemos como la escritora brillante y la mujer tremenda que fue. Lumen reúne, en este bellísimo tomo ilustrado, ocho relatos sobre la complejidad de la mujer y un mordaz alegato feminista (que da título al libro) sobre lo necesario de la libertad en femenino.»
Mujer Hoy (ABC)
«Natalia Ginzburg posee sin duda ese don, una verdadera llave maestra que abre el camino hacia un conocimiento riguroso y despiadado de la experiencia del amor y el desamor. No parece equivocarse cuando describe a la mujer como una estirpe infeliz, pero después de leer sus relatos la suerte del hombre no parece menos incierta y desdichada.»
Rafael Narbona, El Cultural (El Mundo)