Hace cincuenta años, se vivió en París un episodio de rebelión juvenil que pasaría a la historia como el Mayo del 68. En la memoria colectiva, aquellos acontecimientos parisinos se han convertido en el símbolo de la década en que una generación quiso cambiar el mundo. El pacifismo, la lucha por los derechos civiles, la emancipación femenina o la libertad de costumbres, fueron algunos de los logros que ese movimiento alcanzó.
Sin embargo, en cuanto aquellos jóvenes se propusieron, en Francia y en otros países, una revolución en el sentido tradicional de la toma del poder, el fracaso fue rotundo. Y en nombre de esa revolución que fracasaría, algunos dieron el salto de la violencia verbal a la violencia letal. Sin pretender identificar nexos causales entre los enfrentamientos violentos acaecidos en 1968 y la lucha armada que surgió con posterioridad en algunos países occidentales, tampoco podemos ignorar que, en ese caldo de cultivo y tras aquellos intentos revolucionarios fallidos se gestaron diferentes formas de violencia terrorista.
Los autores de este libro llevan a cabo un estudio detallado del legado del movimiento del 68 y su distorsión violenta a través de una amplia y detallada panorámica acerca de lo que ocurrió en Occidente antes, durante y después de 1968. En el libro se analizan las organizaciones guerrilleras latinoamericanas que más influyeron en Europa, los nexos culturales entre revolucionarios de distintos países, el auge de los nacionalismos violentos, el marxismo leninismo en su vertiente armada, las respuestas reaccionarias y la violencia transnacional.