El soberanismo en Europa es uno de los síntomas de lo que Mellino -uno de los principales estudiosos de las cuestiones poscoloniales- llama la «crisis del consenso Maastricht-Schengen», es decir, el agotamiento del modelo ordoliberal de gobernanza que sentó las bases de la actual constitución material del territorio europeo. El texto sitúa el inicio de esta «crisis de hegemonía» en la ruptura de 2008, siendo la «crisis de los refugiados» de 2015 el golpe de gracia que hizo saltar por los aires los últimos veinte años de gestión europea de las fronteras. Desde entonces, la Unión Europea y el soberanismo se presentan como dos formas diferentes de «gobernar la crisis». Sin embargo, más allá de las diferencias de tono, gestión y recetas económicas, estas dos alternativas están vinculadas en tanto sitúan en el centro de su propuesta política la promesa de una administración cada vez más excluyente, selectiva, racista y policial del estatuto de la ciudadanía moderna. Esta es la verdadera cara de Europa en este momento de crisis y estancamiento económico. A través de la revisión de diversos autores como Marx