Tras el escándalo mayúsculo de la publicación de Del espíritu en París en 1758 (pubicado también en esta colección), prohibido, quemado, incluido en el Índice, Helvétius calló hasta su muerte. Decidió que su libro siguiente, Del hombre, fuese publicado sólo cuando ya no estuviera en este mundo. Así podría escribir con toda libertad, sin morderse la lengua, sin mirar hacia izquierda y derecha, sin escribir entre líneas. «La Inquisición es aquí más severa que en España ?escribía en una carta?. Este libro sólo puede aparecer después de mi muerte». Del hombre se publicó en Holanda, en La Haya, en 1772. Obtuvo un gran éxito, aunque no tanto como Del espíritu, fue condenado por las autoridades francesas y perseguido por la policía. Stendhal escribió en su Journal littéraire: «Helvétius me ha abierto las puertas del hombre de par en par». «Su segunda gran obra [Del hombre] parece un reajuste de la primera [Del espíritu]. No se trata de repeticiones, sino de precisiones, desarrollos y ataques frontales contra los enemigos de siempre: la Iglesia, el clero, el papa, los jansenistas, los jesuitas, los filósofos escolá