Esta obra nos invita a sumergirnos en las aguas turbulentas del relativismo. Dicha invitación responde tanto al incontenible deseo de pensar, una y otra vez, las relaciones de poder como a la necesidad de interrogar incesantemente unos efectos de dominación tanto más insidiosos cuanto que conforman el propio código que usamos para descifrar la realidad.
La extrema virulencia de los anatemas que contra el relativismo han lanzado Juan Pablo II y su sucesor, el cardenal Ratzinger, no puede sino alentar la perversa tentación de explorar atentamente el maligno objeto de sus iras. Una tentación que aún se acrecienta más cuando se observa que los adalides de la "retórica de la verdad" que hegemoniza nuestra época, es decir, cierta ideología de la razón científica, coinciden con las más altas autoridades de la Iglesia en una misma cruzada contra las devastadoras consecuencias de prestar oídos al relativismo. Sin embargo, al prestarle oído quizás se haya conseguido captar aquí algunas notas de la imperceptible melodía que acompasa la voluntad de poder de sus adversarios.
La segunda parte del libro propone un recorrido, necesariamente fragmentario, por unas obras, las de Castoriadis, Foucault, Rorty y Serres, que enriquecen como pocas la gran conversación del pensamiento contemporáneo y que resultan fascinantes para quienes se sienten incómodos en las redes de los esquemas heredados.
En este recorrido se intenta hallar el hilo conductor que, más allá de la innegable originalidad de cada autor, permita visualizar un trasfondo común y unas preocupaciones semejantes. La respuesta se halla quizás en una acuciante exigencia de libertad que los torna "hipersensibles" a todas las expresiones de la dominación, una exigencia que alienta sus esfuerzos por debilitar los efectos de poder que constriñen, hasta hacerla impensable, la capacidad de autonomía de las personas y que anulan incluso su voluntad de ejercitarla.