En este ensayo el deseo es visto como una fuerza inherente a toda materia y a todo ser. Y ese deseo se manifiesta a través de la atracción ?eros, amor? y a través de la repulsión ?misos, odio. A su vez, el amor y el odio (hijos del deseo y no al revés) se parten cada uno en dos: el amor a uno mismo y el amor al otro, el odio a uno mismo y el odio al otro. Cuatro movimientos básicos: dos de atracción y dos de repulsión, de los que surgirán todas las pasiones, aquí llamadas simplemente experiencias del deseo. Las experiencias derivadas del apego a uno mismo como el narcisismo o el egoísmo; las derivadas del apego al otro como el sexo, el amor a los objetos o el amor al saber; las derivadas del odio a uno mismo como el masoquismo, la anorexia, la angustia o la desesperación; las derivadas del odio al otro como la venganza, el sadismo, el asesinato o la guerra serán aquí percibidas como hijas de las fuerzas de atracción y repulsión del deseo, y entre todas conformarán un fluido lleno de matices y contradictorio siempre, que animará por igual a los seres y las cosas. A través de un discurso ajeno a los juicios morales y a las omisiones interesadas acerca de los abismos que constituyen la naturaleza humana, este libro va desplegando una geografía de las pasiones donde la negatividad es vista como una fuerza necesaria y fundamental que anima desde dentro la mecánica de la vida y el fluir del universo. Por eso, las pasiones consideradas negativas y disgregadoras tienen aquí el mismo rango que las consideradas positivas y cohesionadoras, y por la misma razón se evitan conceptos como perversión, desviación o enfermedad para definir lo que en esencia sólo son experiencias del deseo.