La mayoría de los estudios referentes a los movimientos antifranquistas en la universidad española rehúyen los aspectos personales, los contextos familiares y sociales que dan respuesta a las motivaciones que llevaron a muchos representantes de esa generación a acometer retos que implicaban, junto a graves riesgos personales, cambios radicales en su visión de la realidad que les rodeaba.
De ahí la importancia de estas memorias, que entrelazan la trayectoria vital con el contexto social y político vivido por su protagonista. Francisco Alburquerque Llorens, líder clave del movimiento estudiantil madrileño entre 1964 y 1968, fue delegado del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Madrid (SDEUM) en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, epicentro de la lucha estudiantil, tanto de la Complutense como del conjunto de las universidades españolas.
Francisco Alburquerque constituye un ejemplo de toda una generación que, como bien recordaba Manuel Vázquez Montalbán, no se involucró en el activismo por ambiciones personales o de poder, sino para transformar la sociedad, intentando mantener una coherencia con sus principios a lo largo de toda su vida profesional.