El límite de esa móvil frontera entre los estudios de área y la literatura comparada, que es siempre una "disciplina por venir", lo encontramos en esta suplementación meticulosa de esa impaciente recompensa que son los derechos humanos, mediante un tipo de aprendizaje de la lengua que potencia el acceso a la textualidad. La creciente virtualización de las fronteras forma parte de ese futuro incierto. En un mundo postcolonial y globalizante somos testigos de un retorno de las fronteras demográficas, más que territoriales, que son anteriores y más extensas que el capitalismo. Estas fronteras demográficas, que responden a migraciones de gran escala, se apropian ahora de la versión contemporánea de la realidad virtual y crean un tipo de colectividades paraestatales que tienen con los cambiantes imperios multiculturales que precedieron al capitalismo monopólico una sorprendente correspondencia.