Este poemario es un abrazo caluroso, un escupitajo en un ojo no es más que la bofetada de esta poetisa a su mundo, que es también el nuestro. Este cinismo crudo y divertido, esta humillación hacia uno mismo es digna de los sabios de barra que piden
una cuando tienen la otra medio llena. El poema habla con voz de volcán, para que nadie pueda escapar a sus palabras. Los mensajes de Nuria son la ingenuidad contada como parte de la experiencia que todavía no es definitiva, la carta de adolescente tachada y corregida por sí misma cuatro años más tarde.