Todo amor es una locura. Pero además ella se ha enamorado de un loco. El frío es la primera novela de Marta Sanz. Todo amor es la historia de un encuentro, es decir, la historia de un asesinato. Hay quien dice que el amor es una dependencia histérica y quien afirma que mera nostalgia de la inocencia y no falta quien señala que es pulsión incontrolable de la piel, inclinación del tacto hacia el tacto, consuelo de desposeídos, acicate para desclasados, patente de corso para criminales y poetas de la experiencia. Para los ateos más radicales, el amor sería, como el dinero, un aparato ideológico inventado por la burguesía para refrenar y torcer los movimientos de emancipación de los desposeídos. Los historiadores más conspicuos achacan su nacimiento en tierras provenzales, allá por el siglo XII, a una tropa de orfebres y alquimistas de la palabra empeñados en buscar alivios para la ausencia de Dios. El amor como ausencia real, agujero negro, negra sombra que me asombra. Sea lo que sea, desde el punto de vista literario, que es el que aquí nos reúne, el amor es sobre todo un gran campo semántico, un gran espacio narrativo. Pero esta novela trata del desamor, es decir, del «te pido perdón por el daño que me hiciste» o, como cantaba Luis María Brox, del «primero me mato y luego te mato a ti». El amor que surgió del frío. Reseñas:
«Un consistente debut que revelaba a una escritora con personalidad propia y que hacía presagiar una brillante trayectoria, felizmente hoy confirmada.»
Rafael Fuentes, El Imparcial «El frío es una historia de desencuentros, de dolor, de oportunidades perdidas, de incomprensión, una historia donde el frío que da título a la novela se siente en cada línea.»
Ni un día sin libro