El libro de Huéspedes está formado por ocho historias cruzadas en las que los personajes transitan por épocas que van desde los años setenta hasta nuestros días. Un animal o un vegetal puede ser huésped de un parásito. Esta es la idea que subyace aquí. Cada personaje es huésped de una emoción destructiva que viene determinada por vivencias oscuras de algún antepasado. Estos huéspedes son de alguna manera victimarios de sus descendientes y víctimas de sus progenitores. En el primer relato, un padre es consciente de la herencia de celos y frustración que está transmitiendo a su hija y se propone cortar esa cadena de transmisión. En los otros relatos, lo veremos de pequeño, sufriendo acoso en el colegio por su torpeza social que es causa de la frustración del padre. También veremos el enfrentamiento a su propia muerte de un padre médico. Una abuela que abduce a su nieta con una nana obsesiva que revela un abuso paterno. Un hombre joven que no es capaz de construir una vida digna por la vivencia de un verano en casa de sus abuelos. Una mujer que un autobús norteamericano sirve de espejo a un hombre español por su necesidad de contentar a los demás. Algunos relatos, aunque están redondos en su construcción, terminan en otros. La naturaleza, vegetal y animal, actúa como una realidad paralela que marca un orden natural que ellos no siguen.
Huéspedes es un libro escrito desde la necesidad de redención. Obliga al lector a enfrentarse al hecho de la herencia psicológica y lo mantiene en vilo uniendo acontecimientos, aguardando con impaciencia el final de cada acontecimiento.