Anna Banti encontró en la figura de Artemisia Gentileschi, gran pintora del Barroco, silenciada por una historia del arte eminentemente masculina, el símbolo universal de mujer luchadora. Hija del pintor Orazio Gentileschi, compañero de Caravaggio, fue violada a los 17 años por su profesor de pintura, y humillada y torturada en un posterior juicio por estupro. Su venganza fue imponerse como artista, otorgando a las mujeres de sus lienzos un protagonismo incómodo y fascinante. Con una escritura sensorial Banti reconstruye la cotidianidad de la pintora y ahonda en la complejidad psíquica de una vida marcada por las ausencias, con una libertad pura surgida de unos tiempos miserables. Una obra de profunda sabiduría moral y estilística, una de las cimas de la novela italiana del siglo xx.