'Wittgenstein
intentaba reunir sus pensamientos, pero el viento los atrapó arrastrándolos
en remolino hacia las extensiones rocosas. Estoy perdido, pensaba, estoy de
vuelta donde comencé. La gente común no existe. existen Connolly, Donal,
Molloy. Cuanto más simple, más complejo: una vida estéril alimenta el
fanatismo. ¿Y si la filosofía y el hombre no fueran extraños?