PornoBurka es un corte de mangas ante la impostura como forma de vida, articulado sobre cuatro personajes: una pornoterrorista encandilada por su macho alfa, un español de provincias transmutado en argentino, una estrella del pop gay aunque bisexual y un artista xenófobo enamorado de un frutero pakistaní. El escenario, el barrio barcelonés del Raval, antiguo bajo fondo reconvertido en barrio de moderneo, emerge como metáfora de la sustitución de la vida en favor del espectáculo, de la ocultación de la mierda bajo la alfombra como lema.
En este clima, en el barrio aparece un burka. Y todos olvidan su propio hundimiento y se lanzan a salvarlo, a liberarlo sin preguntarse jamás qué hay debajo, sin atreverse a mirar: metáfora de la gran pornografía de la ocultación (no del cuerpo, sino del ser), del sometimiento a las servitudes (no de la cultura, sino de la pertenencia), de todos los ejercicios cotidianos del «soy» y «seré» en detrimento del «estoy siendo»