Aquí tenemos, por fin, el primer intento de elucidar las experiencias milenaristas de inspiración cristiana que, además de dar fe de la diversidad y la consistencia de dichos movimientos, denuncia sin piedad los prejuicios que hasta el día de hoy han empañado su sentido.
Las revueltas milenaristas, enterradas durante mucho tiempo en el olvido, ejercen en nuestra época una fascinación sobre diferentes especialidades intelectuales -la historia, la sociología, la antropología e incluso la literatura-que, sin embargo, no está exenta de cierto rechazo. Los autores se proponen hacer justicia a la modernidad de las aspiraciones milenaristas -compendio de la experiencia de toda la humanidad-, desde los "tumultos" y "temores" que agitaron ciudades y pueblos a finales de la Edad Media a los movimientos que surgieron en los siglos XIX y XX en territorios que la lógica del Estado y del dinero aun no había colonizado. Una experiencia que el racionalismo positivista y el materialismo vulgar, compañeros de viaje inseparables del espíritu político, ocultan sistemáticamente desde hace siglos. Los milenaristas quisieron realizar el sueño más antiguo de la humanidad: la Edad de Oro, mil años de libertad total. Una aspiración que sigue tan vigente hoy como ayer.
Los autores, nacidos en Francia en el ecuador del siglo XX, han animado algunos de los momentos y lugares más destacados de la crítica social contemporánea, en los que impulsaron el debate sobre las cuestiones esenciales de nuestro tiempo (la domesticación industrial, la miseria política, la violencia y el aislamiento en la vida cotidiana, el despotismo del dinero, etc.), siempre desde una perspectiva opuesta a la para-crítica espectacular.