Este libro comienza con una idea
maravillosa. Alguien saca punta a un lápiz
y las virutas de madera cortada, al caer,
se convierten en ramas y hojas, que luego
van transformándose en un bosque donde
innumerables seres viven en armonía. Las
aves despegan de forma espléndida cuando
sopla el viento…
Si el libro terminara aquí, habría sido una
bonita fantasía, un milagro logrado por un
pequeño lápiz. Sin embargo, este álbum
sin palabras nos lleva un paso más allá.
Vemos cómo las aves huyen en desbandada
del bosque que está siendo talado. Un
camión transporta los troncos a una fábrica
enorme. ¿Qué cosa aterradora sucederá
en esta fábrica? Las máquinas del interior
producen lápices, como el que sostiene una
niña frente a un lienzo donde ha dibujado
un bosque.
La ilustradora coreana Hyeeun Kim
reflexiona en este álbum silencioso sobre
el impacto ambiental de nuestros actos,
incluso los más insignificantes: no es lo
mismo afilar un lápiz o talar un árbol que
fabricar un lápiz o plantar un árbol. La
pregunta es: ¿cómo alcanzar el equilibrio
en este círculo vicioso?