Concluido el largo periodo de guerra fría, de equilibrio entre las dos grandes potencias hegemónicas, la fase de transición optimista clintoniana, la "nueva economía" y el espejismo del desarrollo permanente, se abre, desde los últimos años del pasado siglo, una nueva etapa dominada por el miedo y por la presencia del conflicto bélico como mecanismo principal de reordenación del sistema. La guerra se materializa como un fenómeno global y permanente que impregna la vida cotidiana mas allá de los escenarios propiamente bélicos, alcanzando bajo la dirección de Estados Unidos todos los ámbitos de la realidad del planeta. El objetivo es modificar, de acuerdo a los intereses estadounidenses, el mapa resultante de los acuerdos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La inseguridad en los países del centro del sistema se transforma en el fluido intangible que alimenta la nueva estrategia de la guerra global permanente. En este libro se exploran, desde ámbitos que abarcan la política, el derecho o la ingeniería, las implicaciones de esta nueva época, deteniéndose especialmente en la configuración de la seguridad como instrumento movilizador de la nueva política hegemónica. También se profundiza en los aspectos geoestratégicos que reaparecen con fuerza ante el nuevo dibujo de fronteras y estados. El papel de los recursos naturales y la sostenibilidad ecológica se analiza como pieza clave al servicio de los intereses globales dominantes, y el libro se completa con un estudio, documentado con datos concluyentes, sobre los modelos e implicaciones de la investigación militar, su relación con la ciencia y con el cuestionable papel de arrastre sobre los usos civiles.