La riqueza desarrollada por las prolongaciones mecánicas del ser humano pronto se vio superada por los servicios eléctricos, que aumentaron el entorno informativo, desnaturalizando el origen social y tribal del ser humano. Hoy, nuestros sistemas de información y formación nos configuran como individuos dentro de los nuevos entornos artificiales, que nos llevan a concebir la alfabetización, la guerra y el progreso, como el único fin de nuestra sociedad global.