En las artes figurativas, en la arquitectura o en la literatura, lo “posmoderno” se ha convertido en una especie de cliché. No obstante, más allá de las modas terminológicas, dicho concepto representa todo un estilo que anima buena parte de la producción intelectual y artística de nuestra época.
En El fin de la modernidad –un clásico del pensamiento contemporáneo– Vattimo define “condición posmoderna” como un distanciamiento y una superación respecto de los ideales básicos de la modernidad. Ésta deja de existir cuando –por múltiples razones– desaparece la posibilidad de seguir hablando de la historia como una entidad unitaria y una realización progresiva de la humanidad auténtica. Lo interesante de este espíritu inédito es, precisamente, que no se trata tan sólo de un “estilo”, sino de una manera diferente de estar en el mundo: vivir significa hoy, en nuestras sociedades, hacer experiencia de una libertad entendida como oscilación continúa entre la pertenencia y el desasimiento.