El hombre contemporáneo, fruto de una revolución tecnológica invisible que ha cambiado su horizonte de raíz, se halla en una búsqueda constante de «lo auténtico». Una de las expresiones dominantes de esta búsqueda es el turismo de masas, una actividad impulsada por el anhelo de establecer contacto con lugares remotos, ruinas de civilizaciones extinguidas, monumentos, artefactos, hábitats naturales o pueblos enteros anclados en la Edad de Piedra que guardan una supuesta pureza anterior a la industrialización.