El verbo empoderarse es el peor que las feministas liberales podrían haber elegido y el que mejor las describe. La tarea del feminismo actual no es alcanzar el poder sino subvertirlo. Siguiendo a Federici y otras teóricas marxistas, este trabajo da cuenta de cómo el capitalismo necesitó inventar a la mujer para hacer un trabajo no asalariado por amor, al igual que necesitó esclavos que sólo el concepto de raza podía legitimar. Lo mismo que identidad racial, el dispositivo binario sexo/género que produce hombres y mujeres no es un dato natural sino una constitución cultural que Occidente globalizó. Otras sociedades pre-coloniales no sólo pensaron terceros géneros, sino que se organizaron en función de otros criterios, como la edad.
Chiara Bottici da razones objetivas y contrastadas de la sinrazón que nos constituye. Apuesta por el anarquismo haciendo uso de la lengua del amo. Gran golpe al opresor, que pensaba que sólo sabíamos escribir poemas impotentes y aislados.
«Una obra amplia, clara y revolucionaria que atraerá tanto a los lectores que están comenzando a leer sobre filosofía feminista, como a aquellos que llevan tiempo trabajando en el tema».
Judith Butler